miércoles, 23 de enero de 2008

A PEPIÑO BLANCO

Juan Escribano (Madrid)

Don José Blanco, (que fiesta sin la tía Juana) más conocido como Pepiño; a mí que este chico me recuerda al repelente niño Vicente de la genial Codorniz, solo que el repelente niño tenía un discurso muy inteligentes, pero no nos salgamos del tema, Pepiño exigió a los obispos que rectificasen su discurso del día 30 de diciembre en la plaza de Colon, en la gran fiesta de la familia y, amenazó con borrarse de cristiano ¡toma castaña! Si no se hacia caso de su exigencia, y para argumentar sus razones se atrevió a dar clases de Biblia a los obispos, ¿cave mayor desfachatez? Pues si señor ¡cave! Ahora se ha atrevido a pedirle a Su Santidad el Papa que le explique que es eso de familia tradicional. ¡Toma arroz Catalina que se pasa!

Dicen las malas lenguas que el señor Pepiño no pasó del primer curso de derecho y, yo pregunto ¿pasó la básica? Si así es no cabe duda de que es una victima de la L.O.G.S.E. De otro modo no le pondría a la familia el apellido de tradicional, la familia, es familia sin apellidos, Aristóteles entiende por oikós (familia) “una convivencia querida por la misma naturaleza para los actos de la vida cotidiana” y Santo Tomás de Aquino siguiéndole en esto definió la familia “como la comunidad instituida por la naturaleza para el cuidado de las necesidades de la vida cotidiana” (Política I, 2,5)Si el señor Pepino quiere poner apellido a la familia, puede llamarla familia cristiana, musulmana, budista etc. Conforme a los valores morales y/o religiosos que en la misma se transmitan a sus miembros, pero no tradicional, pues traditio, significa precisamente eso, entrega, transmisión; y en una familia, se transmite el amor, la vida, los afectos, los valores, la persona es aceptada por lo que es y no por lo que hace. En la familia, cada uno de sus miembros enriquece los valores recibidos con aportaciones propias, gracias a estas aportaciones vivimos en casas cómodas con calefacción, fregamos los suelos con fregona sin necesidad de arrodillarnos y, hasta podemos volar en avión, estas aportaciones han sido el motor que ha impulsado el desarrollo de la civilización humana. Don José. ¡Que oportunidad ha perdido para estar callado! Calderón dijo: “O calla, o algo di que mejor que callar sea”.

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