martes, 30 de agosto de 2011

CARTA A LA VIRGEN

Querida Madre: Mi mujer y yo estamos muy contentos y la causa de nuestra alegría, de nuestro contento, son esos cientos de miles de hijos tuyos que han llenado las calles de nuestro Madrid de risas, cantos, rasgueo de guitarras, de alegría, de oraciones, de fe y de esperanza.


Nos hemos emocionado con todas y cada una de las estaciones del Viacrucis que hemos seguido y acompañado con nuestra oración a través del televisor, (ya sabes madre que mi salud no me permite muchas cosas) nos ha emocionado esa cruz de madera sin crucifijo que nuestro querido papa Juan Pablo II donó a las Jornadas Mundiales de la Juventud y, hemos pensado que todos y cada uno de los que queremos seguir a Jesús, tenemos que ser el crucifijo que falta, en esa cruz, tenemos que clavar mediante el sacramento de la confesión, nuestros pesares, nuestros temores, nuestras vergüenzas, nuestros egoísmos, nuestros rencores y, liberados de ellos dedicar nuestros esfuerzos ahogar el mal en abundancia de bien.

En un telediario y solo de forma muy breve, hemos visto la imagen de tu Divino Hijo clavado en la Cruz que en procesión por la calle de Alcalá, era escoltado por los legionarios que cantaban a pleno pulmón “El novio de la muerte” y, madre, nos hemos emocionado. Como nos ha emocionado y mucho, el contemplar a más de millón y medio de jóvenes alegres y bullangeros que cuando llegó el momento, después de aguantar el tórrido calor que hizo en Madrid, la lluvia y el viento, que de todo hubo, clavaron sus rodillas en tierra y en un silencio denso, profundo, uno de esos silencios que solo se pueden escuchar con los oídos del alma, se unieron al Papa en oración ante el Santísimo Sacramento, una imagen imborrable que puso un nudo en nuestras gargantas.

En la Fundación San José, hay 400 personas acogidas con diferente grado de discapacidad, están; unos, porque sus familias no pueden atenderlos, otros, porque sus familias no quieren atenderlos y otros, porque no tienen familia, a todos ellos en el nombre de Cristo y en el tuyo los acoge amorosamente nuestra Santa Madre la Iglesia, en la visita que hizo el Santo Padre a esta fundación, un chaval, sordo de nacimiento, me hizo llorar, (esto no es difícil, pues ya sabes madre que soy muy llorón) en las palabras que este joven dedico al Papa, yo creí entender que daba gracias a Dios por su madre que lo no abortó, por el cariño y sacrificio de sus padres que se han esforzado por formarlo para que sea uno más en la sociedad.

El Papa nos pidió que no tengamos miedo ni vergüenza en proclamar nuestra fe, nuestro amor a Jesucristo y a Ti, hoy tu hija Matilde y yo queremos hacerlo públicamente; Madre te queremos, y te pedimos que le digas a tu divino hijo que también le queremos muchísimo, ya sé que podemos decírselo a Él directamente, pero un santo que yo quiero mucho dice que a Jesús, se va y se viene por María, así que, te dejamos ese encargo y Tu con todo nuestro cariño recibe un fuerte abrazo y un beso de tus hijos

Juan y Matilde.

P. D. Nuestros nietos Aitor, Juan, Elena y Luis también te quieren, Nacho solo tiene año y medio pero ya se le está enseñando a quererte.
publicado en; DIARIO HISPANIDAD y ESPAÑA LIBERAL


miércoles, 24 de agosto de 2011

ESPAÑA EN LA UCI

Que España está para el arrastre es algo que pocos se atreven a negar, Su Majestad el Rey preocupado pide a los partidos que hagan una piña.Quiero recordar que es en las Confesiones de San Agustín donde podemos leer “En lo esencial, unidad, en la duda libertad”


Señor Rajoy, señor Rubalcaba, son ustedes guapísimos, los más guapos de España y, en cuanto a inteligencia, ¡el no va más! La releche en bicicleta, así, que dejen de mirarse el ombligo y hagan caso a Su Majestad y a San Agustín y usted señor Rodríguez Zapatero tiene la oportunidad de prestar por fin un gran servicio a España,

adelante las elecciones todo cuanto le permita la ley, para que el gobierno que salga de esas elecciones tenga tiempo de confeccionar unos presupuestos para el 2.012 que generen confianza, porque lo esencial, hoy por hoy, es sacar a España de la UCI donde se encuentra gracias a su nefasta gestión y la de sus palmeros, aquejada, no solo de una gravísima “euritis,” sino de un grave ataque de mala leche engendrada entre otras cosas por esa “gilipollesca” ley de la Memoria Histórica y por el Estatuto Catalán, la “frivolitis” gubernamental que hace que nadie se fie de la solvencia de España, es otra de sus graves dolencias. En ABC, el pasado jueves día 4, el gran periodista Ignacio Camacho, dice que España para demostrar su solvencia tendría que demostrar que también que es un país serio, “en los países serios… ni se construyen aeropuertos sin aviones ni trenes de alta velocidad sin pasajeros, ni se utilizan las cajas de ahorros para colocar a dirigentes que no han pisado un banco ni para pedir hipotecas. En los países serios no se emite deuda para sostener una Administración hipertrofiada con miles de organismos y empresas públicas inútiles y decenas de consejillos consultivos que no asesoran a nadie. En los países serios no se trocea la Seguridad Social…” En fin, si puede amigo lector, lea este artículo. Yo, me voy atrever añadir al artículo del maestro don Ignacio lo siguiente: los países serios no consienten que los presidentes de sus autonomías o los gobernadores de sus estados miembros vayan por el mundo montando embajadas para colocar a sus familiares y amigos, Carod Robira fue por el mundo montando embajadas catalanas y, como embajador de Cataluña en París nombró a su hermano con un sueldo anti-crisis. ¿Alguien conoce una embajada de California, de Texas o de Minesota? A que no, les basta con la embajada de los EEUU. Un país serio no financia con el dinero de los impuestos a su propio terrorismo, no consiente que miembros de una banda de asesinos terroristas sean alcaldes y presidentes de diputaciones, un país serio, no consiente que mandos policiales avisen a los terroristas para que huyan, porque que van a ser detenidos por la policía, y el jefe supremo de la policía, ¡de rositas!Por hoy ya es bastante, así que hasta otro día si Dios quiere