María me ha metido en un aprieto, me ha invitado a escribir algo sobre la convivencia y que lo publique en mi bloc el día 8 de octubre, y ¿Quién le niega algo a una persona de su calidad humana? Yo desde luego no, así que aquí me tienen, con mi pluma en ristre, sentado a la mesa sobre la que reposan unos folios en blanco, esperando que mi pluma se deslice sobre ellos llenándolos con su tinta de buenas ideas sobre la convivencia, pero “nanai de la nana que te ha visto pichi” en ideas estoy más seco que la mojama; Zeus y Mnemósime no atienden mis ruegos y no me mandan a Erato para que me inspire, así que recurro al Diccionario para ver si me da por lo menos una entrada.
Convivencia. Del latín convivens, significa vivir en compañía de otros.
¡Áteme usted esa mosca por el rabo! Pues sí que me ha ayudado mucho el D.R.A.E. o… quizá sí, pues ahora caigo, que a pesar de la forma tan concreta con que la define, convivencia, es un concepto abstracto que cada cual tiene una dimensión distinta de la misma, por tanto será bueno que les pongamos apellidos; teniendo en cuenta que la vida humana se desarrolla en tres estratos, (según la Gran Enciclopedia Rialp) me limitaré a ponerle tres apellidos.
Convivencia elemental.- El ser humano, desde que nace, precisa de la asistencia de otros, sin esta asistencia no lograría realizarse como persona, ni siquiera llegaría a los diversos estadios de su progresivo desarrollo
Convivencia social.- Se desarrolla mediante relaciones menos intimas y personales que en la convivencia elemental, a menudo estas relaciones ni siquiera son directas.
Convivencia política.- Es menos profunda y más restringida, es la forma mediante la cual las personas discuten los medios adecuados para sus fines sociales.
-¡Juaaan! ¡JUAAAN!
-Voy chatilla, -¿qué quieres? ¿Has tenido alguna pesadilla?
-No, es que tengo sed, ¿me traes un vaso de agua por favor?
-Claro que sí, sin favor ¡con mucho gusto!
Voy a la cocina y mezclo agua del frigorífico con agua del grifo, para que no esté demasiado fría, pero que este fresca.
-Qué rica ¡gracias!
-Que tonta eres ¿Por qué me das las gracias? Si sabes que servirte es para mí un placer al que nunca renunciare, anda duérmete y para que tengas felices sueños toma- Le doy un beso.
-Que tonto eres, anda, acuéstate que ya es muy tarde
-No tengo sueño todavía y quiero cumplir con la invitación de María.
-¿Qué María?
-La de Mi Pluma de Cristal.
-Ha, esa poetisa tan buena y tan guapa. Dale recuerdos míos
-Se los daré. Nos decimos muchas más cosas pero esas son para mí solo, no las quiero compartir, egoísta que soy.
Regreso a mi mesa y mi pluma (yo es que no puedo escribir directamente en el ordenador, tengo que hacerlo sobre un folio y con pluma ¡clasicón que es uno!) comienza a deslizarse con suavidad pero con rapidez sobre la blanca superficie del folio, pues además de esto voy a contar lo que yo llamo encuentros en el pasillo; con frecuencia, mi dulce contraria y yo nos cruzamos en el pasillo de casa, yo le doy un pellizco en donde la espalda pierde su nombre y le digo un piropo ¡tía buena! (Para no caer en la rutina no es siempre el mismo) Ella se ríe y dice (con algunas variaciones) -anda tonto que siempre estas igual, y me has hecho daño.
-¿Qué te he hecho daño? Si no se puede coger un pellizco de lo duras que tienes las carnes en “mesejante parte.” Ella vuelve a reír y a mí me gusta verla reír.
Quizá usted amigo lector piense que soy un cursi, bueno, y que, yo pienso que esas cosas que llamamos cursilerías cuando las vemos en otros, son precisamente el más importante ingrediente en la dieta del amor, que precisamente, hace más alegre y divertida la convivencia matrimonial origen de toda convivencia, buena o mala, según conviva el matrimonio.
María, no sé si te he decepcionado, si es así perdóname, pero es que mi talento no da para más, como son las tres y media de la mañana y ya los ojos me hacen chiribitas, me voy a la cama, pero antes mira lo que dice Pablo VI en su encíclica Populorun progresio .
“El desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la Humanidad. El hombre debe encontrar al hombre, las naciones deben encontrarse entre sí como hermanas y hermanos, como hijos de Dios. En esta comprensión y amistad mutua, en esta comunión sagrada, debemos igualmente comenzar a actuar a una para edificar el porvenir común de la Humanidad.”
Y nuestro querido e inolvidable Juan Pablo II. “El ser humano vive en comunidad, en una sociedad. Y con la comunidad comparte hambre y sed, y enfermedad, y malnutrición, y miseria y todas las privaciones que de ahí se derivan. El ser humano está destinado a experimentar las necesidades de los otros en su misma persona (Homilía en Edmonton, Canadá, 17/9/1984)
Y por último lo que nos manda el mismo Cristo “Amaos los unos a los otros como yo os he amado.” El Amor es lo más importante para una feliz convivencia.
Ahora sí, un abrazo, estoy que me caigo.
Publicado en SIGLO XXI y ESPAÑA LIBERAL